Durante los 25 minutos que duró el viaje en barco hasta Derawan, una islita de no mas de 2km de perimetro, nos preguntabamos por que tanta insistencia con saber en que hotel nos alojabamos… ya pensabamos que nos queria colocar (previa comision) el hotel con mosquitos y cucarachas que siempre habiamos deseado…. pero no, lo que queria era saber donde aparcar el barco para podernos bajar… y es que es lo primero que sorprende de Derawan: Todos los hoteles y muchas casas son pasarelas sobre el mar!
Nuestro nuevo amigo Tony y su encantador padre regentan el Mirrolitz Pelangi, aunque mucho mas conocido por Rainbow hotel, ya que cada habitacion sobre el mar está pintada de un color diferente. 100% recomendable, ya que aunque el precio es un poco mas caro que en otros sitios (unos 16euros la noche, sin A/C) tiene algo que compensa: Su muelle es un lugar estrategico para quedar con las tortugas, que a cambio de un poco de hoja de pisang (platano) te “dan un paseito por el agua”. Y si te cansas (imposible) o las asustas (probable), a 50 metros tienes un arrecife de coral enorme para buscar a nemo, al padre de nemo, al que le da clases en la pecera del acuario de Sydney, a Dori, y hasta al Sebastian de la sirenita. Y todo a 1 metro de profundidad!
Pero no todo es agua y bokos (tortugas en Derawanes). Cuando la piel ya está remojada y hay que cargar la bateria de la acuatica, puedes recorrer la isla en unos 45 minutos a paso de aqui, de tortuga 😀 El pueblo son unos 400metros de costa, los otros 3km y pico son playas desiertas con cocos, arena blanca y algun que otro cangrejo.
No todo es nadar, sino que tambien hemos estudiado un poco de indonesio: Ayam goreng (pollo frito), ikan Bakar (pescado a la barbacoa) y tidak pedan (no picante!) son los tres conceptos que mas se nos han quedado 😛 Aparte de los famosos mie goreng (nodles fritos) y nasi puti (arroz blanco)
La ultima noche la despedida de los bokos fue muy dura. Que tranquilos se les ve comiendo su hoja de platano y que pacientes fueron mientras nosotros nos colabamos sobre su caparazon y nos cogiamos para pegarnos un paseo… sabe mal dejar un sitio tan increible… una gente tan amable, y unos bokos tan libres y felices… pero el viaje continua, los orangutanes nos esperan!!!
Supongo que el carinyo con el mar a sido mutuo, pues mientras le decia adios en el muelle del hotel me brindaron una despedida increible: El padre que regenta el local, mientras nosotros dabamos de comer a la tortuga, empezo a gritar y a moverse rapidamente: Habia pescado algo! En medio de la noche tiro de un hilo de pescar y aparecio una chumi-chumi preciosa (sepia). Increible el gesto de la pobre bestia, que justo antes de entrar en el cubo para llevarla a la cazuela me lanzo un beso de despedida en forma de chorreton de tinta, dejandome manchado desde la cara a la cadera. Lo se, no es un adios, es un hasta luego!
Obviamente, desde ahora nos llamamos chumi-chumi y boko 🙂
Au revoire Derawan!!!